Todos ubicamos la orientación vocacional como una materia más en la etapa de educación secundaria, cuándo un profesor exponía las oportunidades laborales o preguntaba a que nos gustaría dedicarnos, pero faltaba profundizar en las competencias, habilidades, aptitudes y actitudes requeridas por el entorno laboral, en las exigencias técnicas y requisitos tecnológicos, idiomas, tendencias y sueldos, por si fuera poco.
Por lo anterior, la orientación vocacional debe profesionalizarse, actualizarse y globalizarse, dado que cada día el mundo cambia, las personas debemos hacer lo mismo. El panorama para los profesionales, recién egresados, nuevos estudiantes y emprendedores cada vez tiene más retos.
La orientación vocacional es un proceso que define si nuestros intereses, expectativas y propósitos se vinculan con las habilidades y competencias que tenemos o si debemos desarrollar alguna, además del aprendizaje y conocimiento. Este proceso tiene una secuencia lógica como todo proceso,
1. Autoconocimiento. ¿Qué tanto conocemos y aprovechamos nuestras fortalezas y valores? ¿Atendemos y trabajamos en nuestras debilidades como áreas de oportunidad? Es importante comprender si nuestros intereses actuales son reales o son solo una etapa de nuestra vida, si son temporales o una motivación constante para cumplir nuestros propósitos.
2. Explorar alternativas. Es necesario conocer a detalle las opciones y oportunidades laborales que existen y si nuestra propuesta profesional cumple con los requisitos, con nuestros intereses, expectativas y planes. Siempre podemos actualizarnos, aprender, ajustar nuestros planes, reinventarnos y volver a intentarlo.
3. Tomar la mejor decisión. De las alternativas analizadas, debemos encontrar la mejor, la que nos presente mayor valor, la calidad de vida que buscamos y el crecimiento que pretendemos. Debemos tomar en cuenta diversos factores y criterios de elección, no solo el sueldo debe ser el motivo, el desarrollo personal se compone de otros satisfactores y consideraciones como el tiempo y la distancia.
4. Mejora continua. Esta etapa debe ser constante, no solo haber llegado sino mantenerse y mejorar es la clave de la prosperidad laboral. La orientación vocacional y laboral es saber que queremos, prepararse para ello, buscarlo y al alcanzarlo, desarrollarse y crecer. Recordemos que el mundo cambia día a día, evoluciona, se transforma y sigue girando, los seres humanos y los profesionales también debemos estar en ese proceso.
Con gusto te daremos más información al respecto, gracias.
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